Uzumaki
Manga: Uzumaki
Mangaka: Junji Ito
Genero:Seinen,Horror,psicológico,suspenso
Reseña:
Uzumaki es una de las obras más importantes del manga de terror, junto a La Mujer de la habitación oscura o Flesh Colored Horror. Pero si bien estos dos últimos son altamente recomendables, en mi opinión Uzumaki va un paso más allá, consiguiendo erigirse como el mejor ejemplo de cómic de terror surrealista (y en ocasiones hasta absurdo) del momento. ¿Qué es pues lo que hace tan bueno a Uzumaki? Vayamos por partes.
Uzumaki es obra de Junji Ito, un conocidísimo mangaka que a lo largo de su carrera nos ha ido deleitando con obras de terror como la ya citada Flesh Colored Horror o Gyo. Sin embargo, es con la trama de los espirales donde saca a relucir lo mejor de su talento. La historia se desarrolla en un pueblo costero japonés llamado Kurozu-cho, y la protagonista absoluta es Kirie Goshima, una estudiante de secundaria que empieza a darse cuenta de que algo va mal al ver cómo su novio parece estar preocupado acerca de algo que el pueblo esconde.
La historia, dividida en 6 volúmenes (en la edición española) y con varios capítulos en cada uno, va desarrollándose y agrandándose hasta convertir todo Kurozu-cho en lo más parecido a un infierno, sumergiendo a todos y cada uno de sus habitantes en la locura, la demencia y en un descontrol anárquico que simboliza el inevitable fin del lugar. Si bien esa destrucción y esa ambientación apocalíptica disipa el halo de terror psicológico de los primeros volúmenes, aún es posible encontrar escenas verdaderamente escalofriantes.
Pero vayamos al grano, que es el argumento principal. ¿Qué ocurre en Kurozu-cho? La respuesta está en las espirales, algo que queda más que claro en el primer volumen, que cuenta con varias de las escenas más escalofriantes que se hayan visto hasta ahora en un manga y que sirven como un magnífico prólogo de la obra. Durante el resto de episodios y volúmenes, iremos presenciando sucesos aislados que no hacen más que confirmar que Kurozu-cho se está sumergiendo en un desquiciado mundo de locura. Y cada vez, los sucesos irán a más. Transformaciones, posesiones, cambios de personalidad… Todo es posible cuando el pueblo entero está sometido al poder de la espiral.
Uno de los puntos más controvertidos del manga y representativos del citado surrealismo de la obra es, en mi opinión, la subtrama relacionada con los caracoles. La historia nos sitúa en el instituto de Kurozu-cho (cada episodio servirá para introducirnos los distintos escenarios del pueblo: el hospital, el centro, las afueras…), en el que un día aparece uno de sus alumnos con la espalda abultada de una manera extraña. Y esa extrañeza se convertirá en grotesquidad cuando veamos como ese bulto tiene forma de espiral y es en realidad una concha de caracol gigante. El resto es fácil de imaginar: seremos testigos de una desagradable metamorfosis. Más adelante, en la parte más apocalíptica del manga, el autor vuelve a recurrir al tema de los caracoles, esta vez para mostrarnos uno de los momentos más perturbadores de la historia, mezclando lo desagradable que pueden ser los caracoles humanos junto a la loca desesperación de los absorbidos por la espiral.
Así pues, Junji Ito aprovecha su ciudad ficticia para poner en escena todo tipo de situaciones, coqueteando con distintos tipos de terror, incluso desviándose un poco hacia el género puramente fantástico, sin perder el toque grotesco que caracteriza a Uzumaki.
Por otro lado, no podemos decir que este manga sea perfecto. Sí es muy bueno y vale la pena que lo lea cualquier aficionado al terror japonés, pero tiene
ciertos puntos flacos que no todos verán con buenos ojos. Uno de ellos es principalmente el innegable bajón de calidad del argumento una vez la espiral ha controlado todo el pueblo y Kurozu-cho no es más que un vertedero anárquico, dominado por locos que vuelan sobre tornados creados por ellos mismos. Desaparece toda la intriga de los primeros episodios, en los que lo que sucedía no eran más que casos aislados, ajenos a la mayoría de habitantes del pueblo. En fin, es comprensible que algo nunca puede ser del todo perfecto.
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